“Por primera vez, no me sentí juzgada, sino abrazada por una red de afecto y sororidad.”
Mi nombre es Sofía, tengo 17 años, soy género fluido y orgullosamente Poderosa de Cali desde 2024.
Para empezar, definamos: ¿qué significa identificarse como una persona de género fluido? Es como si tu identidad fuera un río: no algo fijo, sino que fluye según lo que sientes en distintos momentos. Una persona de género fluido no se siente siempre igual con respecto a su identidad de género. Así como hay personas que se sienten siempre mujeres o siempre hombres, hay otras que sienten que su género cambia con el tiempo.
Hoy quiero compartir con ustedes cómo esta experiencia transformadora me ayudó a mirar la sexualidad y mi identidad de género con otros ojos, y cómo eso cambió por completo mi forma de entender el mundo y mi lugar en él.
Ser parte de Poderosas transformó mi vida. Me enseñó que la educación sexual integral va mucho más allá del cuerpo y de lo biológico: es una herramienta de libertad, de autoconocimiento y de empoderamiento. Me ayudó a comprender mejor quién soy y, más aún, a defender mi identidad con amor, con argumentos y con dignidad. Gracias a este proceso aprendí que hablar de mí misma frente a más personas es el mejor acto de valentía; que puedo abrazarme y aceptarme tal como soy; y que también puedo mirar dentro de mí con más ternura. Hoy puedo decir que defiendo mi identidad con el corazón en alto y con amor profundo por quien soy.
Antes de llegar a este espacio, yo era consciente de que la educación sexual era muy importante gracias al poder que otorga. Crecí viendo cómo el acceso al conocimiento puede cambiar la vida de una persona. Pero también notaba cómo, en muchos entornos, se minimiza, se censura o se trata como un tema vergonzoso. Y eso duele, porque negar información es negar poder. No podemos cuidar y defender lo que no conocemos.
Tuve la suerte de crecer cerca de una mujer que ha sido luz para mí: mi tía, una teóloga feminista, una mujer profundamente comprometida con los derechos humanos y el trabajo con ONU Mujeres. Ella me enseñó desde pequeña el valor de la autonomía, del respeto por la diversidad y del poder que tiene una voz cuando se alza por lo justo. Como una voz poderosa que lucha por los que estuvieron, por los que estamos y por los que estarán. Gracias a ella entendí que el conocimiento es una forma de resistencia y de amor.
Pero fue en Poderosas donde esas ideas tomaron forma en mi vida personal. Aquí aprendí que mi identidad de género no necesitaba ajustarse a normas que nunca me representaron. Que no tenía que pedir permiso para ser quien soy, ni disculpas por existir.
Entendí que hay muchas maneras válidas de ser, de sentir y de amar. Y lo más importante: me sentí escuchada, validada y acompañada. Por primera vez, no me sentí juzgada, sino abrazada por una red de afecto y sororidad.
Hoy puedo decir que mi identidad de género es algo que habito con orgullo, no con miedo. Ya no me escondo: Me nombro, me reconozco y me celebro.
Poderosas me otorgó las palabras para entenderme, las redes para sostenerme y la seguridad para seguir caminando con la frente en alto. Por eso creo profundamente en el poder de la educación sexual integral: porque no solo informa, sino que transforma; porque no solo educa, sino que salva; y porque nos recuerda que el cuerpo, la identidad y el deseo también son territorios de lucha y de amor.
Al final, lo más importante es amarnos tal y como somos. Aunque los demás no estén de acuerdo, tenemos que defender nuestra identidad y, sobre todo, jamás olvidar que no existe NADA más PODEROSO que saber decir: “no sé”.
-Sofia, poderosa de Cali desde 2024.