De Barú pal’ mundo: Vanessa Olier, la poderosa que convirtió la esperanza en fortaleza.

Era 2020 en una isla colombiana donde las oportunidades escasean al igual que el agua o el alcantarillado, cuando Vanessa escuchó a su mamá mencionar de un círculo de Poderosas. Ella llegó a un círculo por curiosidad y sus ganas de aprender; hoy, casi seis años después, es una de las mentoras de Poderosas en su pueblo con chiquitines, hablando de lo que no se habla y menos en estos lugares un poco más alejados: sexualidad, autocuidado, derechos, placer, libertad. Vanessa no sólo es mentora, es científica, líder comunitaria, fundadora de EcoBioVi (Programa de Formación de líderes y lideresas ambientales) y reciente ganadora del premio She Is Global Award como Mujer Joven del Año.

Vanessa creció en Barú, un territorio donde la desigualdad, el machismo y las brechas educativas aún marcan el día a día de niñas y mujeres. Por eso sabe, con una claridad tallada en experiencia, que la educación sexual integral no solo informa: hace visible caminos invisibles. Ser mentora en Poderosas le ha permitido ver cómo niñas que temían soñar hoy imaginan futuros en la ciencia, el liderazgo y la vida que ellas escojan. Cada formación, cada círculo es un acto de resistencia y esperanza, mucha, mucha esperanza.

Vanessa no solo ha transformado su propio destino; ha abierto rutas inéditas para su comunidad. Desde EcoBioVi creó los primeros campamentos STEAM con enfoque en astronomía en Barú, Palenque y el Carmen de Bolívar; lideró iniciativas de robótica sostenible, etnoeducación, conservación y alfabetización científica; y hoy representa al Caribe colombiano en escenarios que antes parecían imposibles, desde su participación en el grupo de investigación SIRIUS (descubridores de asteroides certificados por la NASA) hasta alianzas con universidades, parques naturales y organizaciones globales.

Manifiesta que su liderazgo no nació en un laboratorio: nació en un círculo de Poderosas. Allí aprendió que conocer el cuerpo es también conocer la dignidad; que decir NO es un derecho; que la educación sexual salva vidas; que la sororidad es una fuerza capaz de romper silencios históricos. Incluso en su proceso oncológico, estas herramientas le recordaron que la ciencia y la autonomía también son formas de vivir, resistir y transformar.

Este año, en el She Is Global Forum (el evento más grande de equidad de género y sostenibilidad en Latinoamérica) Vanessa fue reconocida entre lideresas que están cambiando el mundo. “Fui por medio del apoyo del Oceanario Islas del Rosario, quienes desde el primer día han estado apoyando mi fundación EcoBioVi”. En el escenario su mensaje resonó entre cientos de mujeres: “Cuando una mujer joven se reconoce como posibilidad, todo su territorio avanza con ella.” Para Vanessa, tener el premio en sus manos “fue sentir que ninguna lucha es individual, que es totalmente colectiva y por lo colectivo.”

Hoy, es la prueba de que los sueños no son un privilegio urbano: son un derecho. Que la ciencia también nace en estos territorios. Que las niñas afro de zonas rurales merecen saber que son poderosas. Que la esperanza no es abstracta: se siembra, se enseña, se multiplica.

Su historia nos recuerda que la educación sexual y reproductiva es una herramienta de libertad. Que las voces rurales merecen y necesitan ser escuchadas. Que lo colectivo transforma. Y que, desde Barú, una joven poderosa está demostrando que lo invisible puede volverse invencible.

Vanessa no solo estudia la vida: la está reescribiendo.

Entrevista a Vanessa Olier, por Alejandra Mora.

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“Pueden permitirse llorar frente a alguien, sin importar quién sea. Es momento de dejar de lado la masculinidad idealizada.”