¿POR QUÉ?

Las estadísticas de embarazo adolescente, de violencia sexual, de violencia basada en genero, de pobreza menstrual y de la escasa salud sexual y reproductiva son indicadores de desarrollo y bienestar y por tanto, la necesidad y urgencia de una pertinente EIS. (El Poder de Decidir, UNFPA , 2018). Este es el panorama en Colombia:

 

En comunidades de mayor vulnerabilidad, sobre todo en la ruralidad, 5 de cada 10 niñas no tiene acceso a productos de autocuidado menstrual. Eso resulta en que  1/3 no va al colegio cuando tiene la menstruación. Además, el 90% de las mujeres han manifestado que NO tiene información básica sobre su ciclo menstrual (Fundación PLAN, 2018). 

 

De todos los embarazos en Colombia,  1 de cada 5 es en niñas y jóvenes menores de 19 años. De estos, el 52,3% son aquellas en el quintil de riqueza bajo y más bajo,  el 41,8% con el menor nivel educativo, y el 24,7% son en zonas rurales (UNFPA, 2015). La brecha de desigualdad en términos de riqueza, educación  y de territorio apunta a la necesidad de llegar a esta población con EIS. En los últimos 5 años, el 21,3% de las mujeres, no deseaban quedar en embarazo y continuarlo, pero solo 1 de cada 4   conocía las causales de despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo (UNFPA, ENDS, 2015). 

 

El 34,1% de las mujeres entre los 15 y 49 ha sufrido violencia sexual, y 70% de las mujeres unidas con una pareja reportó haber sido víctima de violencia, sobretodo psicológica. De todos los casos de violencia sexual, por ejemplo,  el 75,67% fue contra niñas entre 0-15 años, de los casos de violencia de género, el 8% fue a menores de 20 años, el 74% de los 20 a 39 años (UNFPA 2015, EVCNNA 2018). Estas cifras son cautas y posiblemente no reflejan la realidad a plenitud, pues una de la barreras para prevenir la violencia es la incapacidad de reconocer, identificar y responder asertivamente ante la violencia en todas sus manifestaciones, pues ha sido naturalizada y aceptada por la sociedad. 

 

Estas cifras tienen múltiples efectos, como la inasistencia y deserción escolar, mayores barreras de acceso a educación superior, el refuerzo de estereotipos de género y por tanto, de violencia de género. Esto aumenta las brechas de desigualdad de género y desigualdad social al perpetuar la pobreza, afectando principalmente a mujeres. Las causas de la pobreza menstrual, de la violencia sexual y violencia de género, así como del embarazo adolescente son muchas y están interrelacionadas. La educación y  transformación en  los estereotipos de género y en los patrones culturales son prioridad para mitigar estos riesgos (IDSEA, Fundación Plan, Profamilia, ENDS, 2015). 

 

El sistema educativo en Colombia no está preparado para la efectiva implementación de proyectos de educación integral para la sexualidad.  Las barreras ideológicas, culturales y políticas lo obstaculizan. Son excepciones aquellas instituciones educativas que han logrado implementar EIS de manera transversal y esto, en gran parte por iniciativa y gestión de uno o un grupo de docentes motivados para hacerlo. Es por esto que, mientras se forman todos los docentes, directivos y orientadores para ello, mientras se logra una efectiva transformación curricular y atravesar los obstáculos ideológicos y culturales, es urgente acudir a otras estrategias para la educación integral en sexualidad. Esta alternativa es PODEROSAS: EIS fuera de la escuela. 

 

Incluso, aun si se lograra implementar EIS en la escuela, hay barreras invisibles que no se logran superar ni con leyes, ni con orientaciones, ni con políticas públicas. Hay creencias, miedos, mitos, imaginarios colectivos y prácticas que no se ven y que imposibilitan la apropiación de los derechos sexuales y reproductivos que condicionan su poder de decisión sobre su cuerpo, su sexualidad y su vida. Esto lleva a repetir patrones de violencia, estereotipos, sexualidad sin protección ni consentimiento y perpetúa el ciclo de pobreza. 

 

Para lograr romper esas barreras, se necesita un espacio suficientemente íntimo, flexible, cercano e innovador que abra una comunicación segura y en confianza sobre estos temas de los que aún no se habla lo suficiente. Este espacio es PODEROSAS: seguro, voluntario e íntimo.